A diferencia de las saunas tradicionales, las saunas de infrarrojos son cabinas especializadas, ya que su interior cuenta con calentadores de luz infrarroja en la parte frontal.

En una sauna de infrarrojos, la temperatura del aire es menos importante que la calidad del calor infrarrojo. Es decir, el calor se absorbe directamente en la dermis de la piel es entre un 80% y un 93%, de manera que no es necesario usar altas temperaturas para calentar el aire como una cabina tradicional.

Las saunas con calor generado por luz infrarroja producen una sudoración y un ejercicio cardíaco similar al de una rutina física moderada, como trote o rutinas sencillas de HIIT. Incluso, para enfermedades crónicas como la presión alta, la insuficiencia cardíaca y la artritis reumatoidea, se ha demostrado que la terapia de infrarrojos es un excelente aliado para sus respectivos tratamientos.